XIX  Campanya de Concerts d´Intercanvis  2022        
Vinalesa, 29.IX.22 (Rosario Peña)

El COR CANTART-DIVISI compartió concierto con la Orquesta y Coros COLOMER MARCO de la A.M. Arrancapins

¡Viajeros, al tren! En breves momentos saldremos hacia Vinalesa, nos espera una tarde plena de bandurrias, púas, acordeones, flautas y voces;  Cor Cantart – DIVISI y la Agrupación Musical “Jubilats Colomer Marco”, actúan, por ese orden, en el salón de actos Espai Jove de Vinalesa.

Y ahora, una vez pasado el evento, podemos hacer una pequeña semblanza.

Con On suuri nos hemos mecido, tristes y melancólicos, en las orillas de un lago finlandés, oyendo los lamentos de un pato aterido de frío que llama a su madre con escasa esperanza de escuchar su respuesta. Nuestras voces han intentado ser un arrullo tranquilizador en tan desolado paisaje. De la norteña Finlandia nos hemos venido a la corte de los Reyes Católicos para interpretar Dindirindin del  llamado Cancionero de Palacio, el cual, aunque data del siglo XV, no fue hallado hasta casi finales del siglo XIX. La melodía, preciosista e intimista, nos ha ayudado a pedir a un jilguero que se convierta en mensajero de nuestros sentimientos. La música envolvente de esta pieza casa, a las mil maravillas, con Mareta, Mareta, canción de cuna que demanda toda nuestra sensibilidad. Siempre es un deleite cantarla.

Pero la vida es también, ¡menos mal!, alegría y bullicio.  Y para esto, ¿qué mejor país que Brasil? Balaio nos ha permitido compartir la alegría de la vida, sentir la sangre caliente corriendo por nuestras venas, podernos mover un poco en el escenario tras tanto profundo sentimiento. Y así como las brasileñas mueven su cintura de forma sugerente seguidas por las masculinas miradas, nosotros hemos procurado trasladar ese ambiente desenfadado y pícaro a nuestras voces. Ha sido un respiro de aire fresco. Y de Brasil a Cuba; dos gigantes de la música. Allí, de la mano de Nicolás Guillén, ¡qué lujo!, nos adentramos en el ritmo afrocubano de Si tú supiera, uno de los pilares, junto con el compromiso político, de toda su obra. Una muestra de la farra desbordante e incondicional de Cuba.

Saltamos de la isla del Caribe al continente, a Paraguay, para interpretar Recuerdos de Ypacaraí;  de nuevo un lago, azul en este caso, una muchacha que canta triste, que marcha tras un breve encuentro con el amado y que es recordada por él desde ese mismo instante. Tristeza y añoranza en todas y cada una de las notas de la canción. Poco nos ha durado la alegría. Y de América navegamos hasta África, la cuna de tantos miles de seres humanos llevados en crueles condiciones al llamado Nuevo Mundo. De la profunda pesadumbre que debieron sentir durante generaciones y generaciones, nacieron los espirituales negros. Hear us, Oh Lord! es una plegaria rogando ayuda a Dios en cualquier circunstancia de la vida. Al cantarla uno se siente en comunión  con todo ser doliente del planeta. 

Tras nosotros actuó la Orquesta de Pulso y Púa, solistas y coro de la Agrupación Musical “Jubilats Colomer Marco” del barrio de Arrancapins. Nos deleitaron con preciosos pasodobles que te hacían mover los pies aún sin querer; tras dos memorables solos, acabamos la velada envueltos por la mirada mora y embriagadora de Granada. Un placer. Parece ser que, ironías de la vida, Agustín Lara no conocía Granada, ni España, cuando compuso la canción; le quedaban veinte años para venir a nuestro país y más de treinta para pasearse por Andalucía. En fin, ha sido una tarde completa, intensa y viajera; gracias a la música hemos visitado medio mundo y, dato  importante, sin emitir a la atmósfera ni un poquito de CO2, ¿alguien da más?